Todo llega... Todo pasa... Todo cambia. Ante las penumbras de la vida, ante las circunstancias adversas debemos entender que están ahí sólo para hacernos más fuertes y brindarnos sabiduría ante la vida. A enseñarnos que somos tan infinitos como el mar. Debemos tener siempre presente que cada final nos trae un nuevo comienzo y que sólo debemos aceptar que las situaciones, personas y hasta nosotros mismos tenemos que cambiar porque es así, sólo así como podemos tener la visión de encontrar todo aquello que está hecho para nosotros y nos merecemos. Que sea un día para entender que lo que se fue ya no debe estar. Vive el presente y transformar tu futuro. Acepta... Aprende... Vive... Feliz y Bendecido Día.
REINVENTANDOME ...
miércoles, 21 de octubre de 2015
Vive!¡
lunes, 12 de octubre de 2015
No eres tú, soy yo
¿Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te
roba la felicidad o te quita la tranquilidad? ¿Quién controla tu vida?...
¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Un antiguo amor? ¿Tu suegra? ¿Tu jefe?...
Podrías armar toda una lista de sospechosos o culpables.
Probablemente sea lo más fácil. De hecho sólo es cuestión de pensar un poco e ir
nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que te mereces, te
han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor
que hasta el día de hoy no entiendes.
Pero ¿sabes? No necesitas buscar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz. Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.
Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente el peor lugar para colocarla es en la mente del otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.
Cada día estoy más convencido de que el hombre sufre no por lo que le pasa, sino
por lo que interpreta. Muchas veces sufrimos por tratar de darle respuesta a
preguntas que taladran nuestra mente como: ¿Por qué no me llamó? ¿No piensa
buscarme? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que
más me molesta? ¿Por qué se me quedó viendo feo? y muchas otras que por
razones de espacio voy a omitir.
No se sufre por la acción de la otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.
Si lo quisieras ver de forma más gráfica, es como si nos estuviéramos haciendo
vudú voluntariamente, clavándonos las agujas cada vez que un tercero hace o deja de hacer algo que nos incomoda. Lo más curioso e injusto del asunto es que la gran mayoría de las personas que nos "lastimaron", siguen sus vidas como si nada hubiera pasado; algunas inclusive ni se llegan a enterar de todo el teatro que estásviviendo en tu mente.
Un claro ejemplo de la enorme dependencia que podemos llegar a tener con otra
persona es cuando hace algunos años alguien me dijo: "Necesito que Pedro me diga que me quiere aunque yo sepa que es mentira. Sólo quiero escucharlo de su boca y que me visite de vez en cuando aunque yo sé que tiene otra familia; te lo prometo que ya con eso puedo ser feliz y me conformo, pero si no lo hace... siento que me muero".
¡Wow! Yo me quedé de a cuatro ¿Realmente esa será la auténtica felicidad? ¿No
será un martirio constante que alguien se la pase decidiendo nuestro estado de
ánimo y bienestar? Querer obligar a otra persona a sentir lo que no siente... ¿no
será un calvario voluntario para nosotros?
No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a alguien más, porque terminamos
dependiendo de elecciones de otros, convertidos en marionetas de sus
pensamientos y acciones.
Las frases que normalmente se dicen los enamorados como: "Mi amor, me haces
tan feliz", "Sin ti me muero", "No puedo pasar la vida sin ti", son completamente
irreales y falsas. No porque esté en contra del amor, al contrario, me considero una
persona bastante apasionada y romántica, sino porque realmente ninguna otra
persona (hasta donde yo tengo entendido) tiene la capacidad de entrar en tu
mente, modificar tus procesos bioquímicos y hacerte feliz o hacer que tu corazón
deje de latir.
Definitivamente nadie puede decidir por nosotros. Nadie puede obligarnos a sentir o
a hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad. No podemos estar
donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos
entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia.
Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo reaccionar e
interpretar aquello que nos sucede.
La siguiente vez que pienses que alguien te lastima, te hace sufrir o controla tu
vida, recuerda: No es él, no es ella... ERES TÚ quien lo permite y está en tus
manos volver a recuperar el control.
"Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: La última de las libertades humanas- la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino- para decidir su propio camino".
jueves, 6 de junio de 2013
ACCIÓN CON PORPÓSITO
En su época se ponía en práctica esta teoría y en la mayoría de ocasiones resultaba, porque las condiciones de la clase trabajadora eran diferentes y lograban cumplir su meta de llegar a la edad de jubilación. Hoy día esa meta tiene peldaños que la hacen casi imposible de alcanzar y las personas pasan por más de cuatro empleos, alejando aun más la posibilidad de lograrlo.
Aquí hay varias cosas: en mi cabeza siempre daban vueltas esas lecciones maternas que me resistía a aceptar porque miraba a mi alrededor y concluía que las personas exitosas, de mi ciudad por ejemplo, no lo obtuvieron gracias a la calificaciones en el colegio (algunos solo llegaron a quinto de primaria). Sin embargo los que eran mi ejemplo juvenil de mucha astucia y poca educación, acentúan un problema productivo y evolutivo: son personas que se resisten al cambio porque su “fórmula” de éxito les resultó y se quedan atrapadas en sus zonas de seguridad. Es más, esos “triunfadores” dejan que sus hábitos operen sus vidas y no tienen en cuenta ni aceptan que hoy en día estamos enfrentados al reto de los avances tecnológicos y globales.
Esas personas no se atreven arriesgar cuando no hay garantía de éxito en lo que emprenden: amar es arriesgarse a tener un corazón herido, casarse es exponerse al divorcio, respirar es exponerse a adquirir una enfermedad por la contaminación ambiental; y lo peor: se conforman con lo que tienen y han logrado, pues aventurarse a entrar en los retos presentes es arriesgarse a perderlo todo. Lo que les resulta imposible de entender es que estamos en una época en la cual, literalmente, se tiene que aprender a amar el cambio porque es el único recurso que se tiene para sobrevivir.
Por otro lado, acceder a una buena educación y lograr altas calificaciones no asegura el éxito y nadie parece haberlo notado, pues a mi generación esa premisa le suena más a sueños infundados que a realidades prácticas. Si bien la educación es importante, es más trascendental tener en cuenta que el éxito está en saber elegir una profesión por el tipo de actividad que se quiere desempeñar, por lo que se quiere en la vida, por el propósito y la pasión que se sienten por un área del conocimiento, sin dejarse guiar por los perfiles que, en esa precisa coyuntura, estén buscando las empresas. Tampoco se puede tomar la decisión basados en la seguridad del empleo, o por los beneficios propios de una profesión determinada, o por lo bien remunerados que son los profesionales del sector: Gracias a Dios, se es libre de hacer y estudiar lo que se desea y no es una sentencia de vida.
En realidad el éxito y la satisfacción personal se adquieren con una combinación equilibrada de inteligencia emocional y conocimientos, es decir, fortaleciendo desde la más temprana edad la disciplina para prepararnos y aplicarnos con todo el compromiso en la educación.
Si queremos ser triunfadores y vivir en un país exitoso, hay que dejar de lado la mentalidad de estudiar para conseguir y conservar un empleo y arriesgarse a crear empresa, a triunfar o fracasar varias veces si es necesario, para llevar a feliz puerto un proyecto laboral y empresarial que además, generará productividad, empleo y desarrollo. Sin embargo, algunas persona sencillamente carecemos (en cierta manera me incluyo) de la confianza necesaria, o de la ambición, o del coraje de ir en busca de construir algo propio y seguimos pensando en el trabajo ideal de ocho horas de lunes a viernes y con la seguridad de un salario quincenal o mensual para satisfacer nuestras necesidades, sin importarnos el desarrollo del país y dejando de lado la contribución que podemos hacer con nuestros conocimientos e inteligencia, para mejorar el bienestar y apuntalar el progreso de Colombia.
Esa falta de valor se refleja muchas veces en las calles, y vemos ingenieros sin vocación ni formación empresarial que “escampan” conduciendo taxis (ese es un proyecto empresarial si se tiene la visión), contadores que están dictando clases de aeróbicos, biólogos que son meseros en restaurantes y miles de ejemplos más que demuestran el conflicto entre vocación y profesión y son una alarma sobre la ausencia de una preparación empresarial de los profesionales colombianos.
Y es aquí donde claramente se ve reflejado que lo fundamental no es lo que se sabe, sino lo que se hace con lo que se sabe... eso es lo que llamo acción con propósito.
domingo, 19 de mayo de 2013
De regreso.

Cuando leo mi perfil, veo que fue creado hace 8 años!!!, 8 años largo de la vida y si me preguntan, han sido 8 años de crecimiento, gracias a la ayuda de Dios. y regreso, porque emocionalmente, me siento igual que en aquella época un poco vacía y con el corazón apachurrado, pero con una cantidad de experiencia de vida increíbles viajes, estudio, trabajos, amor, amigos, pero esta bien, siempre adelante, feliz de tener un día mas de oxigeno y poder compartir con la gente que amo.
Aquí estoy y bueno, con ganas de compartir muchas cosas con uds, ojala que me lean: ah que si? jajaja, trataré de no aburrir: esta será mi terapia de vida y lo haré por un año, día a día.